PONERNOS DE ACUERDO CON DIOS (Parte II)

El segundo aspecto en el que debe haber cambio es en la actitud o corazón. Puede haber un cambio mental basado en conveniencia o razonamiento lógico; y desde luego, eso tendrá sus beneficios y evidenciará cierto cambio; pero del arrepentimiento que hablamos implica más que lógica y conveniencia, pues se pueden aceptar cosas mentalmente sin que afecten la actitud, por ejemplo: "Sé que no debo fumar pero..." "Sé que no debo guardar rencor pero...". Es solo aquello que realmente creemos y hacemos parte de nuestro vivir lo que finalmente llega al corazón. Este cambio requiere aceptar que se está pecando contra Dios, exactamente igual que Luzbel, Adán y Eva, en querer "ser como Dios, juzgando por uno mismo que es bueno y que no". Mientras esa actitud no se mire como rebeldía abierta a Dios, no habrá arrepentimiento bíblico duradero.

Y en tercer lugar, como consecuencia normal de dar los primeros dos pasos, debe haber un cambio de hechos. Así como se pueden manifestar cambios externos sin haber cambiado internamente, lo cual no es arrepentimiento bíblico y es lo más común; también se puede dar el caso que aun cuando se tenga la convicción mental y la disposición de corazón, por alguna razón no se lleva a la acción; y mientras esos cambios no se lleven a acción, realmente no se ha producido el cambio.

Las buenas intenciones, por muy sinceras que sean, no producen frutos si no pasan de intención ha hecho. Recordemos que el arma del enemigo es su sutileza; puede ser que a personas que están claras en su entendimiento y en su corazón, de que deben cambiar en algún aspecto, el enemigo les sugiera que aunque es cierto lo que piensa y cree en su corazón, si lo hace puede causarle mayor problema a alguien.

“VIVIENDO POR PRINCIPIOS”

Por Carlos E. Velásquez

Departamento de Equipamiento, Ministerios Verbo

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