PACTO Y COMPROMISO (Parte 5)
Toda otra perspectiva o filosofía humanista, tiende a poner normas de ética situacional, es decir, justifican con ciertas situaciones, el no acatar las leyes o el reinterpretarlas; de esa manera no se puede vivir en paz y seguridad porque lo que hoy es bueno y aceptable, mañana puede declararse malo e inaceptable, y viceversa. En la familia es donde mas palpablemente se puede experimentar el daño de esa ética situacional; desde que el humanismo logro infiltrar los conceptos de “igualdad entre hombres y mujeres”, “derechos del niño” y cosas de esa índole, la estabilidad y unidad del núcleo familiar se ha debilitado grandemente. Sólo teniendo valores morales absolutos se puede vivir y enseñar a vivir con la bendición de Dios; y sólo así se puede responder correctamente la pregunta ¿Cuáles son las reglas? y una ves mas ¿las reglas de qué? ¡De todo!, de toda relación familiar, eclesiástica, comercial, legal, profesional, nacional, educacional, etc.
La ley de Dios es incambiable, podría ilustrarse con el principio de sembrar y cosechar; sin importar como cambien los conceptos e ideas, cuando se siembra frijol se cosecha frijol. La realidad de causa y efecto no se puede evadir ni ignorar, Es conveniente enfatizar que hablamos de soberanía, jerarquía y ley de Dios, porque estos valores o conceptos, al dejarlos en término de relación humana, se pueden burlar y evadir; pero en cuanto a Dios se refiere.
La escritura es bastante clara “No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará. Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. (Gálatas 6:7-8) "