LAS PROMESAS DE LA MEDITACIÓN

El apóstol Pablo escribió a los corintios estas palabras: 2a.Corintios 3:2-3 Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. Toda enseñanza que se recibe debe producir fruto en los creyentes, más aun si estamos trabajando la responsabilidad de buscar al Señor diariamente. Ese hábito producirá en nuestra vida fruto que sea duradero y que cada uno de los hijos de Dios pueda ser una carta de Cristo, para que todos los hombres puedan leer en ella del amor de Dios.

La meditación nos hace amar los caminos de Dios. El Salmista dice: En tus mandamientos meditaré; Consideraré tus caminos. (Salmo 119:15). Los caminos de Dios son básicamente su Palabra, y al meditar en ella, nuestro corazón se ve dirigido à practicarla.

La meditación nos lleva a amar los mandamientos de Dios. Y me regocijaré en tus mandamientos, Los cuales he amado. (Salmo 119:47). Llegar a amar la Palabra es un factor básico para profundizar en la meditación y la búsqueda del Señor.

La meditación nos fortalece para vencer toda tentación. Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí; más tu siervo meditaba en tus estatutos. (Salmo 119:23).

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CRECIENDO POR LA PALABRA